La casita/seta la compré hace unos años en el pueblo en una de las jugueterías con más solera y que estaba vendiendo los últimos restos que le quedaban antes de traspasar definitivamente el negocio por cese, una pena, ya que era impresionante el escaparate doble enorme (ante el que me pasaba buenos ratos admirando y anhelando todas las muñecas que exhibía) y que aún tiene la tienda toda de madera antigua por dentro (al menos se ha conservado tal cual), en la que además de juguetes también se vendían hilos y demás productos de mercería.
Pitufos de Sleich |
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