Un pequeño obsequio durante las fiestas patronales, este tipo de juguete se vendía como rosquillas por aquel entonces. A mí me hizo mucha gracia que diera vueltas y vueltas al darle cuerda... y tanta cuerda le dí que se acabó rompiendo.
Por casa ha estado el pantalón rodando mucho tiempo, sabía a quién pertenecía pero hasta hace unos años no conseguí uno nuevo. No recordaba que tuviera a su mono Amedio y, bueno, ahora vuelve a estar en mi colección.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te ha gustado esta entrada o quieres hacer algún comentario, adelante, aquí puedes hacerlo